Overblog
Seguir este blog Administration + Create my blog
4 abril 2015 6 04 /04 /abril /2015 02:42

Muchas de las composiciones musicales de nuestra época eran francamente risibles y hasta ridículas. Lo reconocemos a despecho de nuestro gusto a outrance por todo lo que las viejas radios transmitían a mediado del siglo pasado, para convertirse con sus letras pegajosas y con pretensiones humorísticas algunas, en verdaderos hits que ponían a prueba la exquisitez y refinamiento de cualquier gusto melódico y que no obstante recitábamos con repetitivo empeño.

Aunque rara vez vulgares, su lírica sin sentido alguno parecía avenirse empero a nuestros gustos, no del todo sofisticados y desde luego nada de exigentes en este plano.

Tomemos unos ejemplos a prueba: Me lo dijo Adela, una composición que aludía a ciertos avatares dentales, cuya relación con lo que manifestaba el o la protagonista era harto poco armónica. Del mismo tipo, por los mediados de los 40 sonaba eso de la Vaca lechera, que daba un peculiar tipo de leche, merengada y que además era salada, un mero recurso para rimar, que el autor de seguro buscó para lograr un suceso que fue de todas maneras indudablemente inusitado. También de origen argentino fue eso de… Mañana por la mañana te espero Juana y que aludía a la anatomía inferior de la musa: la punta del pie, la rodilla, la pantorrilla y el peroné. Su mayor mérito fue el de hacernos llegar preparados años después a las primeras clases de biología, conociendo ya en qué consistían esas partes anatómicas. Bailar con la Raspa popular dando vueltas hasta marearnos, no nos causaba ningún rechazo y lo hacíamos felices y hasta ufanos.

Siguiendo con estas verdaderas ridiculeces por aquellos entonces en boga, citemos algo más antiguo, cuyo estribillo era algo así como…que se ha muerto Garibaldi pum, Garibaldi pum. Vaya uno a saber qué pensó su autor al componerlo. Porque en cambio eso de… Cabeza hinchada morena, por los Indios Tabajaras, tenía al parecer su justificación en unos desdenes femeninos que alguna casquivana garota le habría prodigado al galán dejándolo hinchado, hoy no diríamos que precisamente de la cabeza. Más excéntrico aún el gusto de aquella melodía que decía…Viva la media naranja, viva la naranja entera, viva el loco Caisé, que va, que va por la carretera… ¿Podria alguien por ventura informarnos sobre quién sería ese por entonces famoso loco Caisé ?

Justificadas eran por su ritmo enteramente tropical temáticas como las de “La cucaracha” o esa otra que recitaba…Santa Marta, Santa Marta tiene tren, pero no tiene tranvía… Imagine usted qué podrían importarle al auditorio estos últimos reclamos citadinos, que contemporáneamente podrían haber inspirado a algún chileno doliente por lo del Transantiago. Otro tropical interesante pero de letra bien peculiar, era el de ese son de la Matancera con Carlos Argentino como solista, que estribaba…Toda mi vida mujer hermosa, yo te la cambio por una cosa, por una cosa…La “cosa” terminaba siendo un misterio que nunca nadie pudo desentrañar.

Siempre dentro del género tropical, recordamos eso de La Múcura, también de autoría colombiana pero llevada incluso al cine interpretada por Ninón Sevilla con la orquesta de Pérez Prado y luego por Beny Moré. ¡Qué lesera, a quién podría importarle que la protagonista no pudiera llevarse a la cabeza ese jarrón con agua! Lo propio sucedía con esa recordada Cocaleca, que no era ni Coca Cola, ni Inka Cola ni menos cocaína, pero que el mismo Pérez Prado nos hizo tragarnos y bailarla con la alegría propia de esos años juveniles.

Encontramos también cierta justificación bucólica y campestre en dos melodías cercanas: El clavelito chino, chino…de la argentina orquesta de Enrique Rodríguez y nuestro Chiu Chiu de Nicanor Molinare. No digamos que su contenido era de un lirismo profundo, pero reconozcamos que en el resto de sus letras encontrábamos cierta valoración inspirativa.

Lo mismo sucedía con el viejo Tipitín de María Grever, al menos de indudable belleza melódica, aunque su letra era bien peculiar y poco a la par con el resto de las composiciones que esta mexicana nos legó y que siguen siendo francamente inolvidables.

Volvamos a otras excentricidades de dos artistas cercanos: Nuestro Francisco Flores del Campo, al parecer aburrido de tanto Sufrir y de tanta Agonía, al parecer incursionó en el ámbito de lo gracioso y nos dejó: Yo quiero tener un bote; No, No y No; y Napoleón. De similar temática que la segunda, Mario Clavel nos hizo reír de verdad en los inicios de los ´60s con su Carlos María y también con La casa de Lord James, entre otras composiciones del mismo estilo que revelaron su condición de multifacético autor, cantante y showman.

Muchas otras entonaciones de similar naturaleza podríamos quizás recordar si la frágil memoria no nos jugara esas traiciones con que frecuentemente nos acomete. Ustedes podrán revolver el baúl de los propios recuerdos para sonreír con ellas. Les invito a compartirlas si es que las encuentran…

Compartir este post
Repost0